El pasado
jueves, mientras presenciábamos en el Calderón el intenso partido frente al
Valencia en el que proliferaron ciertas decisiones arbitrales, digamos, polémicas,
no pudimos evitar acordarnos de Platini. Algunos, incluso, en su madre. Y es
que desde que el Atlético de Madrid juega en Europa en este siglo XXI, las
decisiones del actual presidente de la UEFA nos traen por el camino de la
amargura.
Sí que le odio, sí. |
Pero el punto
álgido de odio que los atléticos llegamos a procesarle tuvo lugar precisamente
en la temporada 2008-09 de la Liga de Campeones. El primero de octubre recibimos
en el Calderón al Olympique de Marsella en partido correspondiente a la primera
jornada de la fase de grupos. Minutos antes de que comenzara el partido, radicales
del Olympique, entre ellos miembros de los Ultras Marsella (hermanados con los
Biris), provocaron disturbios en la grada obligando a la Policía a cargar. La
detención de su líder, Santos Mirasierra, por agredir a un antidisturbios
provocó una gran reacción en el país vecino, siendo apoyado incluso por Zidane,
también ex jugador de la Juve. También jugó, por cierto, en el Girondins de
Burdeos, por citar el otro equipo en el que destacó.
Si el
ambiente no estuviese ya lo suficientemente caldeado, la UEFA impuso al Atlético
de Madrid una potente multa y el cierre del Calderón en los siguientes partidos
de liguilla, frente al Liverpool y al PSV. La injusticia fue tal, que provocó
la protesta de Zapatero y Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores por
aquel entonces, ante Platini en defensa de la actuación de la Policía. El ego
del presidente de la UEFA había provocado que el presidente del Gobierno y el
encargado de la diplomacia española le pidieran explicaciones. No olvidemos la
incongruencia: querían multarnos por unos desórdenes provocados por seguidores
visitantes.
Finalmente,
la UEFA cedió como si les diésemos lástima y la sanción se limitó a 75.000
euros de multa y la celebración del Atlético de Madrid – PSV a puerta cerrada.
Mientras tanto, los seguidores rojiblancos demostraron su lealtad a los colores
reventando el Calderón el partido anterior frente al Liverpool y animando desde
la calle a su Atleti el día del PSV a puerta cerrada. El presidente del Atlético
de Madrid, Enrique Cerezo, dio por zanjado el asunto, satisfecho por cerrar
cuanto antes una crisis que ponía a prueba su torpeza ante los micrófonos. Tan
zanjado dejó el asunto nuestro presidente que ningún abonado en posesión del
Abono Total (copa más competición europea, además de la Liga) vimos nunca un
solo duro ni una mera compensación por un partido por el que ya habíamos pagamos
previamente y no pudimos presenciar.
Atlético de Madrid - PSV a puerta cerrada. |
Platini cerró
el asunto perdonándonos la vida, al amenazar al Atlético de Madrid con otro
partido de sanción si los hechos volvían a repetirse. Por suerte eso no ocurrió
y no tuvimos que volver a ver a este individuo hasta hace casi dos años, en el
que le entregó la primera Europa League a nuestro capitán Antonio López. Debió
de joderle, porque ha anunciado recientemente la eliminación de esta competición
a favor de una Champions League más amplia. Curiosamente, lo anunció en un
momento en el que tres de los cuatro semifinalistas de este torneo son
españoles. Mejor parece llevarse con Florentino Pérez, presidente del equipo
que todos conocemos, ya que hace poco más de un mes celebraron una comida (¿de qué?) juntos
en la que aseguró que: “estaría bien ver una final de Champions entre el Madrid
y el Barça”. A pesar de lo desagradable de este tipo, tenemos muchas ganas de
volver a verle, exactamente el próximo 9 de mayo. Esperemos que vuelva a rabiar
al entregarle la Europa League a Antonio López.
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