El pasado sábado los aficionados colchoneros pudimos ver a
un Atlético de Madrid que, durante la primera mitad, plantó cara al propio
Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Le plantó cara sin complejos, con un gol
madrugador, con seriedad e ideas, algo a lo que los atléticos no estamos
acostumbrados en los últimos tiempos. Pero tras el descanso, el entrenador
madridista Michel, llevó a cabo un farragoso planteamiento al que el Glorioso
no pudo responder con contundencia. Les valió empatar e incluso hubiéramos
perdido de no ser por el árbitro, que anuló correctamente un gol en fuera de
juego, por mucho que sembraran dudas los comentaristas de La Sexta.
Reparto de puntos, resultado normal y previsible en un
partido lleno de altibajos. Reúne perfectamente el tópico de “el fútbol es así”
y “te puedes dar con un canto en los dientes que somos el Atleti”. Pero ante un
reparto de puntos que -en teoría- a nadie ha de inquietar, no pude evitar
recordar la sangrante pérdida de puntos que sufrimos tan solo hace unos meses.
Muy bien se tiene que dar para que este año, a pesar de la buena imagen dada
por el Cholo, no tengamos que luchar por la terrible mediocridad de la sexta
plaza, una sensación harto conocida por la parroquia atlética. Será el momento
de recordar y de meditar el porqué de una serie de derrotas y empates ante
equipos con una carencia de calidad alarmante durante los últimos estertores de
la segunda era Manzano.
Nuestros gestores miraban a otro lado mientras el Atleti caía
en picado en la clasificación liguera y éramos eliminados en Copa vergonzosa, pero
justamente, ante un Segunda B, el Albacete Balompié. Y miraban para otro lado
por la razón que todos sospechamos: el abaratamiento del despido de Manzano. Preferían
sacrificar la temporada para ajustar, mala e improvisadamente, unas cuentas
que, con una gestión deportiva con cabeza y sentido común, nos hubiera hecho
ahorrar millones de euros.
Pero no penséis. No dudéis ni meditéis. No es propio de
buenos atléticos. El rojiblanco de corazón goza con el apodo de “Pupas”, se conforma
con las ausencias de títulos y se muestra indiferente ante el nuevo
emplazamiento del estadio. Y es que una actitud responsable –ya nos lo han
sugerido en alguna ocasión-, es hacer manifestaciones en los aledaños del
Calderón, sí, pero para agradecer la gestión de nuestros directivos. De hecho
el autor de esta sugerencia y a la postre presidente del Club al que
consagramos nuestra pasión, declaró hace unos días que los internautas que se
descargan sin permiso contenidos con derechos de autor son unos “piratas,
sinvergüenzas y estafadores” y “defraudan a todos, porque defraudan a Hacienda”.
Bonita descripción: muy gráfica y ampliamente aplicable. Si esto es lo que son
los que se descargan películas, no sé lo que llamaríamos a los que prefieren hundir
a un equipo a cambio de unas migajas.
Pero insisto, se conoce que hemos de estar agradecidos. Es a
lo que nos instó hace poco Santi Nolla, director de Mundo Deportivo, decano de
la prensa deportiva española y habitualmente respetuoso con el Atlético de
Madrid, algo que prolifera poquísimo hoy día. Asegura que “este club le debe
mucho a Miguel Ángel Gil quien, junto a Cerezo en su papel, logró que el mítico
Atlético no despareciera tras la intervención judicial que sufrió”.
Lo que Nolla llama mítico es hoy un equipo predestinado a la
media tabla por sus gestores y que, de no ser por su legendaria afición, por su
esfuerzo y lágrimas, habría que ver dónde estaría hoy. Ojalá me equivoque, pero
como sigan así las cosas, en mayo nos vamos a acordar mucho de esos puntos que
perdimos por tres duros. Y entonces, como ahora, y por mucho que nos insistan, no
habrá nada que agradecer a nadie.
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1 comentarios:
No habrá paz para los malvados, que gran película.
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