Siempre me he acordado de la célebre canción de Los Toreros
Muertos cuando hablan del Villarreal. Los medios babosos se han pasado más de
diez años alabando al "Submarino amarillo", considerándolo el tercer
o el cuarto equipo de España, mientras el Atlético de Madrid seguía siendo
"El Pupas". Los que se decían aficionados amarillos surgieron como setas
tras un chaparrón y entiendo que ahora desaparecerán con la misma facilidad.
Por cosas como esta, el descenso del Villarreal me hizo digerir mejor que el
Glorioso no alcanzase la Champions.
¡Inmersión! |
El valenciano Fernando Roig, propietario de la industria
cerámica Pamesa y dueño del 11% de Mercadona, que dirige su hermano Juan,
siempre ha estado interesado por meter las manos en deporte. Ya fue máximo
accionista del Pamesa Valencia e importante accioista del Valencia CF. Con
ganas de seguir ampliando sus negocios, decidió en 1997 comprar la mayoría de
acciones y convertirse en el presidente del Villarreal CF, un equipo de apenas
de 50 años de un pueblo de Castellón de poco más de 50.000 habitantes y que por
esos entonces llevaba algunos pululando
por la Segunda División.
Desde ese día, el Villarreal experimentó un brutal ascenso gracias a las inyección de
capital procedentes de la cerámica. Todo un ejemplo de lo bien que le sientan
los millones a un equipo de mala muerte. El Chelsea español pasó de haber
estado 10 años en Tercera División a una década después a jugar competiciones
europeas, terminar segundos en Liga e incluso enfrentarse al Arsenal en
semifinales de la Champions. Todo esto en un estadio que supone la mitad de la
población del pueblo, algo como si el Calderón tuviese 3 millones de butacas. Obviamente, jamás llegaron a llenarlo.
Cuando el Glorioso volvió a Primera División, las cosas
habían cambiado en la Liga. El Villarreal había vuelto por segunda vez en dos
años a Primera y ya quedaba entre los diez primeros. Palop, Reina, Marcos Senna, Martín Palermo, Tacchinardi
o el propio Forlán, acabaron siendo seducidos por los euros. Eran tiempos de
especulación y la burbuja aún no había estallado: había dinero de sobra. En la
2008-09 perdimos en el Calderón una final de la Intertoto, agónica y por
penaltis, en los que Reina lo paró todo. Al día siguiente la prensa babosa ya
vendían al Villarreal como digno sucesor en historia títulos y posición del
Atlético de Madrid.
La peste amarilla genera odio adónde va. El Club Deportivo
Castellón, un clásico de verdad del fútbol español, tuvo que sufrir viendo como
ascendía un equipo que nunca había sido rival de la noche a la mañana gracias
al dinero de los Roig. Pronto su petulancia hizo crearse la aprensión del
Valencia al autodenominarse "Mejor equipo de la Comunidad". También
la han tenido con el Mallorca, ya que la UEFA decidió quitarles a los
bermellones la plaza europea por no ser considerados lo suficientemente
solventes para concedérsela al Villarreal.
Ni en Champions llenásteis el futbolín |
La arrogancia es uno de los pecados que más odiamos los
atléticos. La conocemos de cerca, por desgracia, debido a nuestros repugnantes
vecinos. Pero cuando un equipo venido de la nada, osa compararse con el
Atlético de Madrid, la cuestión se torna en ofensa. El descenso del Villarreal
nos alegró a muchos, porque no hay nada mejor que un vanidoso se dé de bruces con
la realidad. Les deseo lo que les corresponde por historia: la Tercera
División. Hubiéramos deseado también el descenso del Getafe, ¿por qué? Equipo
autodenominado el "segundo mejor de Madrid", que hasta el año 85 se llamaba
Peña Madridista Getafe y cuyo presidente es socio de la mierda blanca y acude al palco
con su emblema en la solapa. Si es que nos lo ponéis a huevo. Forza Atleti.
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